Con respecto al procesamiento digital del cerebro habríamos de precisar que el cerebro humano está construido de una forma tal que funciona como una mezcla de procesamiento digital y analógico que todavía la ciencia no entiende muy bien, debido a que aprende y se adapta constantemente y crece sólo, es decir, debido a la capacidad creativa que tienen los seres vivos de modificarse así mismo (autopoiesis) y de poderse regular en un sistema orgánico, que de por sí, es cerrado a nivel sistémico.
En consecuencia, el concepto “digital” básicamente significa que cualquier señal, se puede trasmitir en un código de + y – o como hacen los computadores 0 y 1, es decir, es un sistema binario muy diferente al procesamiento analógico que requiere grandes superficies para guardar la información de una forma algorítmica, secuencial y lineal; tal como funciona el hemisferio izquierdo del cerebro humano. Por estas razones los diferentes circuitos cerebrales en el momento de la sinapsis que son más de 1014, se encuentran preparados biológicamente para funcionar en forma digital, haciendo que las dendritas de las neuronas se comuniquen, aún sin que haya contacto entre ellas. Por lo tanto, todos los neurotransmisores (Dopamina – serotonina etc.), tratan de interactuar en los espacios sinápticos con las otras neuronas, a nivel de sus receptores, originando que algunos se conecten (señal 1) y otros no (señal 0).
Hoy en día el cerebro de los nativos digitales a diferencia del pasado se encuentran expuestos a una estimulación múltiple de carácter digital y visosensorial, producto de las multitareas que hacen los nativos digitales cuando acceden al internet, a los correos, a participar en chat, en videoconferencias,a realizar compras en on-line, a ver y subir videos, a escuchar música, a interactuar en redes sociales como Facebook, Twitter y MySpace. Todo lo anterior expone a al cerebro a una constante estimulación digital, que evolutivamente podrá desplazar en parte a nivel funcional y genético, el procesamiento analógico, que también tiene el cerebro humano. El cerebro de los nativos digitales se encuentra en construcción y desde el ambiente intrauterino, cuando el embrión y el feto comienzan a grabar a nivel celular sus primeras improntas a través del sonido, del vientre materno. Es así como a las 24 semanas, cuando el oído ya se encuentra desarrollado para escuchar el tic-tac del corazón de la madre y todos aquellos sonidos del contexto familiar en el que viven tanto los nativos digitales como los inmigrantes o “turistas digitales”. De esta forma es como los sonidos con diferentes timbres y tonos de los celulares, y de los equipos informáticos comienzan a dejar huellas también o redes neuronales nuevas en los diferentes circuitos del cerebro humano. Por consiguiente quedan dichos sonidos impresos en la memoria celular, originando de esta forma que los niños al nacer reconozcan fácilmente estos sonidos y queden como las primeras improntas cerebrales de por vida.
Para la investigación fetal: “Es posible que los fetos pudieran desarrollar una respuesta a sonidos que escucharon repetidamente mientras estaban en el vientre, sobre todo si esos sonidos estaban asociados con un cambio en el estado emocional de la madre“ (citado por Lindstrom:15) Estos sonidos de carácter tecnológico, de una u otra forma le pueden generar agrado y desprendimiento de dopamina y serotonina a la madre embarazada, más tarde se podrán replicar en el recién nacido a través de una serie de respuestas condicionadas a esa cantidad de patrones de sonidos tecnológicos, creando atajos mentales o marcadores somáticos que pueden incidir a nivel funcional en diferentes circuitos neuronales del cerebro. Al respecto, Martin Lindstron nos dice: “Nuestros cerebros son propensos a crear atajos mentales conocidos como marcadores somáticos que asocian las señales de nuestro mundo físico con estados o propiedades emocionales específicos (P.230). Recordemos que el sonido de un Iphone, de un BlackBerry o de un androide ocupó el tercer lugar en un concurso que hizo Lindstron para identificar los 5 sonidos más poderosos y adictivos del mundo, es así como no hay dudas de que las generaciones actuales están extremadamente adictas y apegadas a ciertos tipos de sonidos de su cotidianidad digital. Los cerebros digitales de los nativos digitales, son muy diferentes a los cerebros de los adultos (inmigrantes digitales), no sólo en su conformación biológica, sino funcional. Recordemos que estos últimos son producto de la generación de la T.V. inclusive en blanco y negro (baby boom). No obstante, la posibilidad de adaptarse a las nuevas tecnologías, es muy poca, ya que sus circuitos cerebrales y su cableado ya están desarrollados, a diferencia de los nativos digitales que nacieron con las pantallas encarnadas y los chips electrónicos necesarios para desarrollar simultáneamente y en forma rápida diferentes procesos informáticos al mismo tiempo (multitareas). Los adultos actuales, mayores de 40 años, se han ido adaptando poco a poco a la nueva era digital, aunque su cerebro sigue procesando las tareas en forma lineal, algorítmica, es decir, paso a paso y emprendiendo una sola tarea a la vez.
Sin embargo se hace necesario aclarar que muchos adultos logran sincronizar sus dos hemisferios cerebrales de una forma tal que produce una eficacia muy alta que para muchos es la raíz de lo que se llama sabiduría. Según Garay Small (2009): “A lo largo de la adolescencia y hasta casi los treinta años, estos dos lados del cerebro (hemisferios) trabajan de forma independiente” (P.62). Lo anterior podría producirse en generaciones anteriores a las actuales, debido a que las multitareas que actualmente hacen los nativos digitales, están cambiando los circuitos neuronales de los lóbulos frontales y de la corteza parietal del cerebro, produciendo de esta forma una activación del cuerpo calloso que comunica a los hemisferios cerebrales y al centro de la lógica. De esta forma la multitarea exige de una u otra forma la sincronización de los dos hemisferios, de tal forma que los nativos digitales trabajen con el cerebro tota
CARLOS ALBERTO JIMENEZ V.